
Realizado en caliza marmórea muestra una decoración, mediante líneas incisas, en la que destacan dos grandes ojos circulares con largos párpados radiales, denominados ojos soles.
Procede del Cerro de las Vacas, yacimiento frontero entre las provincias de Cádiz y Sevilla.
Se fecha en la Edad del Cobre (III milenio a.C.) y está considerado por sus dimensiones (28 x 10,5 cm.) una de las mayores piezas en su género que se conocen en la Península Ibérica.
Para algunos autores estos ídolos, de los que existe otro de características similares en exposición, son representaciones de la Gran Diosa Madre asociada a la fertilidad de la tierra.
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